El ser humano es un ser emocional dominado por sentimientos más que por razones. Bajo la premisa de que la afectividad vende más que el propio producto, el Marketing Emocional cobra impulso como estrategia para entregar una propuesta de valor que capte al cliente mediante experiencias emotivas. ¿Cómo mejorar tu comunicación comercial transmitiendo sensaciones? ¡Te lo respondemos en este post!
En los negocios, como en la vida, lo único constante es el cambio. En nuestro desarrollo personal, aprendemos a gatear y luego a caminar, nos crecen los dientes de leche y luego los cambiamos por los definitivos, tenemos nuestro primer día en el jardín, en la primaria, la secundaria y la universidad, para luego cerrar ese gran ciclo con el día de graduación. Nos enamoramos, nos casamos, tenemos hijos, formamos una familia y queremos lo mejor para nuestros seres queridos. La transformación es parte de nuestra evolución cotidiana, y cada nuevo proyecto es vivido con una gran intensidad de emociones.
En el ámbito profesional, trabajamos hacia enormes metas que resultan en grandes éxitos (y ocasionalmente fallas). Fuego Yámana promueve grandes ideas, busca nuevos desafíos, pretende desarrollar productos memorables. Cambiamos nuestro pensamiento cada día, exploramos, investigamos, debatimos, probamos…evolucionamos. Somos parte del cambio de una empresa, somos coprotagonistas de la historia de nuestros clientes, y vivimos con la misma intensidad su mejora digital, su afán por perfeccionar la presencia online.
En este contexto de cambio permanente, las emociones están a flor de piel, tanto las de los clientes como la de los profesionales de la agencia; la exaltación y el anhelo porque las cosas salgan bien no es solo de la empresa que paga un servicio sino de las personas que asumimos el reto de llevar a cabo lo imposible.
La ecuación del Marketing Emocional es simple: las emociones positivas producen resultados comerciales poderosos, las negativas restan a la marca y desmotivan a los creativos. Además, los sentimientos tienen un efecto contagio inmenso: si una compañía se muestra predispuesta, abierta y feliz por lo que hace u ofrece, los consumidores se sentirán de la misma manera y será más fácil cerrar una venta y conquistar un corazón.
Así como el florero con quince girasoles de Vincent Van Gogh fue comprado en 1987 por el coleccionista de arte Yasuo Goto en millones de dólares dejándose llevar pura y exclusivamente por la emoción que le produce el arte, miles de personas pueden comprar tu producto si lo ven en un anuncio o publicidad online por el simple hecho de sentir placer al momento de su consumo o por la gratitud de estar alineado a la moda y a las últimas tendencias.
De esta manera, las firmas van creando expectativas en los individuos a través de la generación de espacios digitales basados en la emotividad. Tal es así, que en el 99% de los casos, las personas compran un producto como consecuencia de un impulso, sentimiento o reacción que tan solo tiene una pequeña cuota de razonamiento.
Marketing Emocional: Hacia el néctar de una marca humana
Si buscás construir fidelidad a largo plazo, la emoción del cliente es clave para crear una experiencia superior y exitosa con la marca. Los sentimientos tienen un poder tan crítico que determinan cómo la gente entiende y recuerda situaciones e interacciones con una empresa, al punto de marcar el éxito o el fracaso de un negocio.
La emoción del cliente es vital para crear una experiencia superior o exitosa con la marca y construir vínculos a largo plazo. Partiendo de la base de que cada persona está hecha de historias, experiencias y momentos vividos, tu firma debe entender que cubrir esas necesidades y sentimientos es el objetivo número uno.
Llevar adelante acciones de Marketing Emocional permite movilizar los sentimientos, valores y emociones de las personas, teniendo como finalidad la consecución de acciones favorables hacia un determinado producto o servicio. Es decir, evaluar qué sensaciones puede satisfacer tu marca para posteriormente provocarlas y conseguir un posicionamiento estratégico, un lugar en la mente del consumidor intentando conquistar su corazón.
El Marketing Emocional juega con esa motivación en el consumidor. Para conseguirla, tu empresa debe seguir una serie de pasos como la identificación de los deseos y necesidades del cliente, con el objetivo de establecer una relación entre sus intereses y las propiedades intangibles de tu propuesta, así como de una estrategia de comunicación capaz de posicionar la oferta bajo esos conceptos emocionales previamente identificados.
Ante esta irrupción del Marketing Emocional, muy ligado a la filosofía del Inbound, ha quedado atrás la publicidad basada en resaltar solo los beneficios del producto o su precio accesible. A fin de cuentas, todos ofrecen ventajas similares y tienen funcionalidades parecidas, por lo que si querés diferenciar tu aguja del pajar, la clave estará en generar relaciones afectivas y destacar esos valores intransferibles asociados a los deseos, anhelos y aspiraciones de tus clientes reales y potenciales.
No en vano la disciplina del Neuromarketing se basa en el estudio del cerebro sobre la comprensión del patrón inconsciente que rige el proceso de compra. Argumentan los expertos que la atención de los consumidores se capta a través de la creación de imágenes que emocionen y no mediante argumentos racionales. Así, cuanto más intensa sea la emoción generada, más profunda será la conexión neurológica del cerebro del consumidor.
En este sentido, tu firma debe perseguir el objetivo de cubrir las expectativas con productos que sean capaz de llegar al corazón, siendo necesario saber cómo piensa, cómo se siente y qué sensaciones se pueden provocar en el consumidor para poder evocar sus sueños.
Es decir, las estrategias de Marketing Emocional te proponen dejar una huella en el consumidor proporcionando redes estimulantes basadas en el placer o en el bienestar y acompañando al individuo en momentos o situaciones especiales y únicas. ¡Así encontrarás lo que diferencie a tu marca de las miles competidoras!
Convertite en Lovemark, una marca posicionada en el corazón de tu público
De acuerdo con las palabras de Kevin Roberts, CEO de la agencia de publicidad Saatchi & Saatchien, un Lovemark es una marca que logra posicionarse primero mediante filosofías similares entre el consumidor y el producto, creando una lealtad que va más allá de la razón.
Para que exista conexión entre el producto y el consumidor debe haber una relación emocional, una simbiosis que alimente a ambas partes. Por un lado, tu marca debe presentar un producto que cubra las necesidades de tus clientes, y por otro ellos deben mostrar su satisfacción alcanzada.
Tu empresa tiene que ser capaz de generar vínculos emocionales profundos y duraderos para conseguir el máximo grado de fidelidad del público. Si lo que pretenden los usuarios es que las marcas les hagan vivir experiencias con sus productos, no bastará con que les hagas llegar un mensaje que prometa que cuidarás de ellos, sino que será necesario que estés detrás para festejar su felicidad o resolver su descontento.
Para Fuego Yámana, el Marketing Emocional no se limita al simple hecho de que al usuario se le llenen los ojos de lágrimas al ver una Mothion Graphic, leer un artículo de blogging o interactuar con una pieza de Email Marketing. Es llegar al corazón de tu público porque éste se ha sentido identificado con la historia que le has contado, y la mejor forma de humanizar una marca es a través del equipo humano que la forma, quien es capaz de sentir la marca como algo propio y transmitirla en el más mínimo detalle que hace a la esencia de la compañía.
Por sólo nombrar a 5 de ellas, Coca-Cola, Apple, Adidas, Starbucks y Dove son marcas mundiales que se han convertido en Lovemark gracias a millones de personas traducidas en consumidores que, valga la redundancia, consumen sus productos. ¿Cómo lo han logrado? Enamorando a sus clientes mediante el Storytelling: historias reales visibilizadas mediante una estrategia de comunicación creativa para que toda persona pueda sentirse identificada con la marca y protagonista de esa narración.
Si tu marca es capaz de robar una sonrisa, de invitar a la reflexión, de cambiar el estado de ánimo, de estimular la conciencia y dejar pensando al otro, o de revivir historias pasadas, esas emociones en estado puro se convertirán en ganancia monetaria. Así como estas Lovemark empezaron siendo desconocidas y se aferraron al efecto contagio de la felicidad en sus anuncios emotivos, vos también podés seguir sus pasos y humanizar tu propuesta comercial.
A partir de hoy, cuando te pregunten si estás brindando una verdadera atención e interacción, no pienses sólo en si respondes a las preguntas de los clientes sino en si has creado una comunidad que sienta electricidad al interactuar con tu marca. Al fin de cuentas, la emoción es un ingrediente fundamental en todas las decisiones que tomamos, haciendo que su diferencia esencial con respecto a la razón sea incitar a la acción.
Melina Diaz
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