Para todos los productos que se comercializan en el mercado, el empaque es un elemento imprescindible, ya que es lo que lo contiene, protege e identifica, además de estar en contacto directo con el comprador y el usuario final. Contar con un buen diseño de packaging es fundamental para comunicar nuestra oferta correctamente y como herramienta para ganar en el primer momento de la verdad (FMOT), llegando así al carrito del consumidor.
¿De qué hablamos cuando decimos packaging?
Packaging hace referencia a los diferentes tipos de empaque de un producto. El diseño de los mismos, tanto en cuanto a su estructura, forma, composición, etc., así como en su aspecto gráfico son puntos clave a la hora de posicionarnos en el mercado..
Dentro de los tipos de packaging se encuentran:
Empaque Primario: es el que está en contacto directo con el producto. En el caso de un medicamento, por ejemplo, sería el blister o frasco que sirve para contenerlo y preservarlo en su condición óptima.
Empaque Secundario: en algunos casos, además del empaque primario, también se necesita un empaque distinto para contener o proteger al producto. En el caso de un medicamento, sería la caja que contiene tanto al producto como al prospecto, que cumple la función de proteger, agrupar y comunicar (ya que tiene una mayor superficie que el empaque primario) y puede contener información que ayude al consumidor a tomar una decisión en el punto de venta.
Empaque Terciario: tiene fines más bien logísticos, y suele agrupar a varios productos. Es por eso que suele ser de cartón, con un diseño más técnico, dado que no estará en contacto con el cliente final.
Etiqueta: puede ser parte del empaque primario, o en casos en que los productos se exhiben sin packaging, ser la pieza principal de comunicación para cualquier mensaje clave. Aquí entrarían desde los stickers de las conocidas bananas Chiquita, hasta los tags que se incorporan a una prenda para indicar su modelo, código de barra, entre otros datos clave.
¿Qué hay que tener en cuenta para hacer un buen diseño de packaging?
Códigos de comunicación
Cada medio tiene su propio lenguaje. A su vez, cada categoría de productos cuenta con ciertos estándares y códigos de comunicación preestablecidos que tenemos que considerar a la hora de diseñar nuestro empaque. Por ejemplo, en el rubro de los lácteos, el color rojo o azul se asocian con los productos “enteros” (con mayor tenor graso), mientras que el color verde representa a los lácteos descremados.
Al diseñar los sachets de leche para Indiecita, tuvimos esto en cuenta, utilizando colores que ayuden a los consumidores en el punto de venta a seleccionar lo que están buscando, evitando equivocaciones y posterior insatisfacción.
En algunos casos, romper con la norma puede formar parte de una estrategia planificada, muchas veces con el objetivo de diferenciarse y llamar la atención.
El Champagne Veuve Clicquot, es un buen ejemplo de una marca reconocida que trabaja constantemente en el diseño de empaques secundarios disruptivos que logran captar la atención. Potes de maquillaje, lápices, cassettes, carteras y hasta una mini heladera Smeg, han sido algunas de las formas en que se han presentado sus productos.
Aplicación de la identidad
Otro punto fundamental a la hora de diseñar un packaging es comprender la marca con la que estamos trabajando y su lenguaje visual. La función de una marca es identificar al bien o servicio ofrecido, y eso mismo debe aplicarse a un producto. Desde lo visual, el objetivo es que el mismo sea reconocible como parte de la empresa que lo comercializa.
Toda la línea de productos de Grupolar (desde productos para retail hasta las bolsas a granel), mantienen una estética común reconocible por el uso de la marca, por supuesto, pero además por las tipografías, colores, etc.
Materialidad
Más allá de la creatividad o ideas que tengamos, el diseño debe ir siempre de la mano de la materialidad. En el caso del diseño gráfico, es fundamental considerar tanto el soporte que se utilizará como el tipo de impresión. Entender si se reproducirá por medio de fotocromía, flexografía, offset u otro método, nos dará la pauta de las posibilidades y restricciones a tener en cuenta para lograr, por un lado, que nuestra propuesta sea viable y, por el otro, que se ejecute con excelencia y que aquello que pensamos sea plasmado de manera fidedigna.
El packaging del whisky Bonfire tiene una impresión offset a 2 colores, sin embargo, lo que hace a la etiqueta premium y distintiva es el uso del metalizado rojo, que resalta la información y elementos precisos en el diseño de la pieza, y la selección de un papel especial antihongo, levemente crema.
Recursos
A la hora de diseñar un empaque, también es necesario contemplar las opciones que tenemos en cuanto a recursos gráficos a aplicar. Tal vez el packaging requiera el uso de imágenes de banco, o puede que sea necesario realizar fotografías o ilustraciones específicas para lograr el resultado deseado en la pieza final.
En el caso de Grupolar, por ejemplo, realizamos una sesión de fotos con un equipo profesional especializado en estilos de alimentos, para lograr las tomas que necesitábamos, con los complementos de color y ángulos de toma que mejor funcionaban en el diseño.
En conclusión, a la hora de diseñar un empaque efectivo desde el punto de vista gráfico es fundamental conocer la marca y sus objetivos, analizar la categoría del producto, comunicar la información clave que los clientes necesitan saber para realizar su elección de compra y cuáles son las características del envase o restricciones que tengamos en cuanto a la producción del packaging.
Encontrá algunos de nuestros proyectos de diseño aquí.
Betiana del Río
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