En el camino que están marcando los usuarios hacia la omnicanalidad, la inmediatez, la hiper-segmentación y la personalización exclusiva, la tecnología cumple un rol fundamental. Sin embargo, las pequeñas y medianas empresas permanecen ancladas en una gran confusión de figura y forma: muchas invierten en equipos tecnológicos empecinadas con la idea de que comprar insumos les abrirá como por arte de magia nuevas puertas a exitosos negocios, pero terminan decepcionadas y frustradas con los resultados obtenidos porque no terminan de comprender que la transformación digital para Pymes ya no sucede bajo lustrosos zapatos sino sobre cabezas inteligentes y que demanda, por tanto, un cambio de paradigma realmente estructural.
Es cierto. No es sencillo emprender un proyecto de transformación digital para Pymes. Muchas empresas piensan que les va bien haciendo lo que hacen y que no corren con tanto apuro por modernizarse. Otras, luchan internamente por superar las barreras de los directivos que no tienen los conocimientos técnicos ni la visión necesaria para involucrar a toda la compañía en un proceso de renovación, ni han elaborado un roadmap claro y definido para llevar a cabo dicho cambio.
Por otro lado, también están las firmas inmersas en la fatiga tecnológica que no pueden procesar las tan vertiginosas modificaciones y se bloquean frente a la evolución por miedo a quedar obsoletos rápidamente. Asimismo, están las entidades clásicas y tradicionales que carecen de entusiasmo y creen que todo método antiguo (tanto de gestión interna como de impulso a las ventas) es inquebrantable frente a las nuevas tecnologías, las cuales solo suponen un tremendo dolor de cabeza y una cuota infundada de fanatismo innovador.
Sin embargo, lo cierto es que en un futuro bastante cercano sólo habrá empresas digitales, o mejor dicho todo tendrá que ver con su gestión digital. Digitalizarse o no digitalizarse ya no es una opción sino que depende de cuándo, cómo y con quién. Trazando un parangón, la transformación digital para Pymes (y también para mega corporaciones) es la revolución industrial del siglo XXI, y abordar una innovación de este calado supone un cambio cultural de envergadura. Establecer nuevos valores, manejar otros modelos de relación, adquirir diferentes capacidades e incorporar herramientas inteligentes implica aceptar los retos y animarse a los desafíos.
Si éste es tu caso, y tenés o formas parte de una pequeña-mediana empresa, el paso inicial es asumir una nueva cultura del riesgo y la oportunidad constante que aprenda de la prueba y del error. No basta con comprar equipamiento tecnológico para decir que tu empresa es moderna e innovadora; la clave está en imaginar cómo quieren que sea la firma en el futuro, qué se busca cambiar en ella, y utilizar la tecnología como motor de ese cambio. Aunque pueda dar miedo, pereza o apatía acometer la transformación digital para Pymes, es necesario tomar conciencia de que es fundamental hacerlo hoy para asegurar la supervivencia del mañana.
Quienes desarrollamos propuestas innovadoras hablamos constantemente con empresas que buscan mejorar su productividad incorporando nuevas aplicaciones digitales, partiendo claramente de qué objetivos quieren alcanzar y cuáles son las herramientas y estrategias que han de necesitar. Para Fuego Yámana, apostar por la transformación digital para Pymes no es otra cosa más que apoyarnos en la tecnología y en internet para trabajar mejor y que nuestros clientes puedan ser más rentables de la mano de la digitalización.
La transformación digital es un concepto muy complejo, imposible de abordarse en su totalidad en este simple artículo, pero te equivocarías al pensar que la digitalización de tu empresa es algo equivalente a la informatización experimentada hace apenas unos años. Muy por el contrario, asumir el desafío digital es un proceso que implica cambios completos y globales, una nueva visión del mundo que debe instalarse en tu cultura empresarial, modificando incluso la esencia del modelo de negocio y los pilares de tu organización.
En este marco, si tu empresa no se adapta a los volátiles consumidores seguramente no llegue a buen puerto porque hoy en día los productos por sí solos ya no venden sino que que el éxito comercial está determinado exclusivamente por la satisfactoria experiencia de usuario que las marcas puedan brindar. Y para ganar este duelo, la transformación digital para Pymes y la omnicanalidad son condiciones sine qua non.
Transformación digital para Pymes: ¿por dónde empezar?
El objetivo primordial de esta metamorfosis debe ser el de actualizar y mejorar la capacidad de tu organización a fin de satisfacer la experiencia del cliente. Para llevar este discurso a la práctica, se necesita del máximo compromiso de la dirección y un pleno convencimiento de los altos mandos para transformar el modelo de negocio. Sin el apoyo y la máxima implicación es imposible llevar a cabo un cambio de este nivel ya que implica una modificación profunda de la cultura corporativa y es la dirección quien debe asumir el rol de embajador en esta adaptación para transmitir al conjunto que estos ajustes afectarán de manera positiva todos los ámbitos.
Por otro lado, la transformación digital para Pymes debe interpretarse como un cambio cultural a través de la tecnología; no un cambio tecnológico en sí mismo. Esta distinción es fundamental para comprender el papel clave que desempeñarán las personas a lo largo del proceso. Teniendo en cuenta que la tendencia natural de las personas es la de mantenerse en su zona de confort y mostrar reticencia a lo desconocido, es necesario un esfuerzo extraordinario para acompasar los ritmos de adaptación y acompañar a los recursos más reacios al cambio con transiciones intermedias y no tan bruscas.
Como tercer punto, ser plenamente consciente de que la tecnología es el medio, no el fin. La transformación digital para Pymes implica el uso de la tecnología para conseguir mejoras que puedan transformarse en una ventaja competitiva, convirtiéndose en un instrumento al servicio de la modernización y adaptación a las exigencias de un mercado en permanente ajuste. Por ello, resulta fundamental que el proceso de digitalización se realice sobre objetivos previamente definidos en el marco de la propia estrategia de la compañía. Esto quiere decir que primero hay que tener en claro lo que se quiere conseguir y luego elegir los recursos tecnológicos adecuados, jamás a la inversa.
En cuarto lugar, ser consciente de que si bien la transformación digital para Pymes ofrece enormes posibilidades de desarrollo, también hay que invertir recursos y esfuerzos que permitan anticiparse a los riesgos futuros e identificar las amenazas y oportunidades que brinda el entorno para sobrevivir con distinción y no estar destinado a la obsolescencia.
Por último y como eslabón más importante, correrte del rol protagónico y colocar al cliente en el centro del escenario. Como actor principal que cuenta con voz propia y que se comunica a través de múltiples canales, el usuario de hoy está más empoderado que nunca y tiene una influencia sobre la reputación de tu marca, por lo que es mejor que redefinas todas tus estrategias de branding, marketing, comunicación y atención al cliente para garantizarle esa respuesta omnipresente (aquí) e inmediata (ahora) que tanto reclama.
¿Cuáles son las competencias más relevantes de una transformación digital para Pymes?
Para no dejarte con un sabor semiamargo luego de leer este post, queremos recordarte que los beneficios de la transformación digital para Pymes son tan evidentes como incuestionables. Desde simplificar notablemente las operaciones y los procesos ahorrando costos y tiempos, facilita también el abrir nuevos mercados o modelos de negocio diferentes a los tradicionales ya congestionados. Y quizá, el área en la que tu empresa puede obtener resultados más inmediatos es en todo lo referente a la experiencia del cliente ya que al estar permanentemente conectado a internet facilita que sus necesidades sean resueltas casi en tiempo real.
Si tu empresa está dispuesta a apostar por esta renovación y responder a los usuarios con propuestas satisfactorias, debe alimentar su apetito insaciable con una invitación realmente smart y diferencial. Prestá mucha atención a las 10 habilidades necesarias para lograrlo y las que aún no tengas integradas, ¡intentá incorporarlas cuanto antes!
- Hacer que la omnicanalidad sea el verdadero enfoque de la empresa integrando todos los canales existentes para que el usuario aproveche las opciones disponibles y pueda comprar o consumir cuándo, dónde y cómo le interese.
- Automatizar procesos y personalizar interacciones a fin de introducir mejoras en la experiencia de cliente, brindar ofertas segmentadas en función de los hábitos y gustos del usuario, ajustar cambios en los procesos para una mayor optimización de las acciones y anticiparte a sus necesidades para conseguir recomendaciones más eficaces.
- Lograr la coexistencia del showrooming y del webrooming en el caso de que tengas una empresa B2C, combinando las posibilidades del entorno físico y del digital para una plena atención del cliente que lo habilite a comprar por la vía que quiera.
- Combinar la presencia de marca en el mundo presencial y el virtual para optimizar el posicionamiento y la visibilidad a fin de que el consumidor se acerque al punto de contacto conveniente y tenga siempre una interacción congruente y orgánica con la empresa.
- Usar de forma inteligente las analíticas, los reportes y los datos estadísticos mediante un análisis detallado del big data que habilite un mayor conocimiento de los hábitos y gustos de los usuarios y de esta forma detectar tendencias, corregir dificultades, predecir demandas y ofrecer información personalizada en tiempo real.
- Valorar el software como un servicio (SaaS) para sacar el máximo provecho de todo soporte tecnológico y aprovechar los datos que se alojan en los servidores de la compañía en pos de manejar de forma fluida una correcta comunicación desde diversos canales.
- Crear un entorno de trabajo más sencillo, operativo, veloz, eficiente e interconectado mediante metodologías ágiles que permitan a los miembros del equipo conocer el estado del proyecto en cualquier momento así como también tener en cuenta las ideas de los demás integrantes. Este esquema permite ahorrar costos, cumplir estrictamente con el presupuesto y los plazos pactados, mejorar la motivación e implicación del equipo y robustecer la excelencia de los productos o servicios.
- Poner al cliente en el centro de la escena anteponiendo la experiencia de usuario como eje de la venta, incluso por encima del propio producto o servicio que se ofrece. Para ello, es necesario activar todos los canales de atención que sean posibles y pertinentes a la industria o rubro en el que opera la firma (correo electrónico, servicios de mensajería instantánea, desarrollo de aplicaciones móviles o de escritorio, sistemas web, redes sociales, chats robot, micrositios y landing pages con formularios de contacto).
- Reconsiderar el modelo de negocio e identificar por qué grado de transformación se está dispuesto a apostar. Los niveles de eficiencia de algunas empresas digitales son de tal calibre que al día de hoy cualquiera puede ver cómo una pequeña start-up pasa por delante de una histórica y reconocida compañía que hace lo mismo pero más caro y a un ritmo burocrático.
- Dimensionar, más que nunca, el alcance extremo de la interacción one-to-one. La verdadera transformación digital para Pymes solo podrá empezar cuando las personas entiendan el porqué de los cambios y los ajustes de relacionamiento y operatividad que traen consigo. La tecnología puede ser un gran facilitador pero el motor habilitado para desplazarse hacia la excelencia será siempre el factor humano. Lo que va a diferenciarte de la competencia no será la herramienta moderna que uses, sino el valor que aportes y la historia que cuentes a través de ella.
¡Bienvenido a la transformación digital para Pymes! Animate a cambiar con estos recomendaciones previas o prepará a tu negocio para la crónica de su muerte anunciada.
Melina Diaz
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